Como ya estamos acostumbrados, la semana que pasó no
dio respiro. Macri estuvo en Estados Unidos; se anunció el nuevo acuerdo
con el Fondo Monetario Internacional (FMI); renunció el presidente del Banco
Central, apareció uno nuevo y los números de empleo y pobreza mostraron un
desempeño cada vez más preocupante ¿Qué pasará en los próximos meses?
En primer lugar, se confirmó el aumento del préstamo del FMI
que pasará de 50 mil millones de dólares a 57.100 millones hasta 2020. El
ministro de Hacienda, Nicolás Dujvone, indicó que los montos podrán ser
utilizados como soporte presupuestario por el Gobierno.
El nuevo acuerdo
apareció después de que el dólar haya llegado a un máximo histórico de 42
pesos.
Por otro lado, según indicó la Secretaria de Trabajo de la
Nación, cayó la cantidad de asalariados del sector privado, incluso por debajo
del nivel que había en el mismo mes de 2015 y, según datos del INDEC, el
27,3 por ciento de la población se encontró en situación de pobreza, durante
el primer semestre (números que no tienen en cuenta la última devaluación).
Por último, asumió un tercer presidente al Banco Central en
menos de un año. En su discurso inaugural,Guido Sandleris indicó que el
objetivo será reducir la inflación; controlar el crecimiento de la base
monetaria y delimitar zonas de intervención y no intervención en el mercado de
cambio ¿Qué implica esto? ¿Resuelve lo anterior?.
En diálogo con Matías Maito, investigador del
Centro de Estudios del Trabajo y el Desarrollo (CETyD), indicó que “el acuerdo
implica llevar adelante una política contractiva en una economía que ya
está en recesión”.
“En lugar de llevar adelante una política contracíclica para
reactivar el empleo y el ciclo de actividad, estas políticas profundizan
la recesión de la actividad económica a partir del mes de octubre”, añadió.
Como se mencionaba anteriormente, Sandleris, subrayó que el
objetivo principal será bajar la inflación. El problema es que este fue uno de
los principales objetivos que se planteó Cambiemos al inicio de su gestión ¿Qué
pasó? Los números siguen empeorando mes a mes y la receta es la
misma: el aumento de precios se da por demasiados pesos que circulantes. Para
esto van a controlar el crecimiento de la base monetaria, lo que
implica que cada vez habrá menos plata en mano de la población.
“Los efectos sobre la actividad y el empleo van a ser
negativos sobre un escenario que ya viene mostrando señales muy
negativas.
En lugar de llevar adelante políticas contracíclicas llevan
adelante políticas en el mismo sentido”, explicó Maito y agregó que este es
un ajuste típicamente ortodoxodonde no se pone ningún tipo de
atención sobre el efecto que esto va a tener en el empleo e ingresos.
“La
prioridad está en el valor del dólar e inflación con un costo social
importantísimo”, agregó.
Sucede que la desocupación está en el valor más alto de
los últimos 12 años y el trabajo no registrado en el de los últimos 5
años.
Esto se debe no solo a los despidos, que como señaló el último informe de
CEPA en el mes de agosto ascendieron a 6.233 casos y duplicaron los del mismo
mes del año anterior, sino al fenómeno del trabajador adicional: personas que
estaban por fuera del mercado de trabajo, como jóvenes y mujeres, y debido
a la caída del ingreso tuvieron que salir a buscar trabajo pero por la
contracción económica no lo encuentran.
Sumado a esto los empleos que se crean son más precarios.
“Entre 2017 y 2018, el 90 por ciento de los empleos que se crearon son
informales”, explicó Maito y subrayó que las empresas dejan de contratar y
dejan de reemplazar a los que se van. “Hoy estamos en una dinámica de
contrataciones de empleo registrado privado similar a la del 2002”.
¿Se podría modificar esta situación? Si, con políticas
de ingresos. Sin embargo, el proceso de precarización ya se está produciendo
y el condicionamiento de la deuda en las cuentas públicas da menos margen de
acción.
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